En la mitología griega, la calidonia Deyanira (en griego antiguo Δηϊάνειρα, literalmente ‘que destruye a los hombres’)era la tercera esposa de Heracles y madre de su hijo Hilo.
Cuando se dirigían a Traquis, un centauro salvaje llamado Neso intentó violar a Deyanira mientras la ayudaba a cruzar el río Eveno. Heracles vio lo que ocurría desde el otro lado de un río y le disparó una flecha envenenada al pecho.
Agonizando, Neso mintió a Deyanira contándole que la sangre que brotaba de su corazón aseguraría que Heracles le amase para siempre. Deyanira creyó sus palabras y guardó un poco de dicho veneno. Cuando su confianza en Heracles empezó a menguar porque él regresaba a casa con una joven, Yole, en calidad de concubina, untó una túnica con la sangre de Neso. Licas, el siervo de Heracles, le llevó la túnica y cuando se la puso, Heracles sintió horribles dolores cuando ésta quemó su piel. Pidió, entonces, que erigieran una pira y se tiró a ella, para morir. Desesperada al ver lo que había hecho, Deyanira, culpable involuntaria de la muerte de su esposo, se suicidó ahorcándose.
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